La palabra “calidad” aparece de manera constante en nuestra vida: slogans, descripciones de servicios o productos, conversaciones cotidianas donde se pretende ensalzar algo…
Su uso es tan frecuente que el vocablo ha perdido parte de su verdadera esencia y desde luego el mundo de las artes gráficas no es ajeno a esta pérdida.
Por ello, para hablar con una base argumental, en nuestro ámbito de producción gráfica, conviene replantearse el concepto: ¿qué se entiende por calidad? Y más exactamente ¿qué es una impresión de calidad?
Antes de la redacción de este artículo, al consultar a nuestros clientes sobre su idea de calidad, comprobamos que se le suman términos de seguridad, confianza, conocimiento, proactividad…
Todo ello confluye en cumplir las expectativas de satisfacción y cuidado (tanto en el servicio de atención al cliente como en la carencia de defectos en las piezas) para poder emplear la etiqueta “impresión de calidad”.
Acercarnos a lo que engloba este término nos abre dos caminos:
1.- Calidad entendida como resultado final.
La calidad entendida como resultado final, en el mundo de la impresión, abarca los servicios que ofrecen los grandes centros de producción online; las imprentas digitales; las imprentas de siempre, acostumbradas a sus papeles y sus trabajos sin complicaciones, e incluso las copisterías.
Estos modelos de negocio basan su actividad en los tiempos de entrega, el volumen y/o una fuerte estandarización de las características del producto (tipo de impresión, formatos y un limitado número tanto de acabados como de referencias de papeles u otro tipo de soportes). El cliente es quien se adapta a los parámetros establecidos.
Bajo este paraguas un planteamiento de producción diferenciado y un exhaustivo control de calidad es impensable.
La fidelidad de reproducción dependerá de los archivos enviados, la tecnología empleada y los profesionales en plantilla. Por ejemplo la engañosa accesibilidad a las máquinas de impresión digital y su amplio espectro de modelos, en algunos casos, ha hecho perder de vista la necesidad de sus mantenimientos y profesionales cualificados al frente.
Además la falta de supervisión hace que archivos que no son óptimos para un resultado adecuado sigan adelante o que el desconocimiento del usuario genere errores que achaca a la imprenta.
De ahí que, en cuanto a satisfacción del cliente, los resultados sean muy variopintos. Vienen condicionados por la elección adecuada del proveedor teniendo en cuenta sus posibilidades reales.
2.- Calidad entendida como proceso.
La calidad como proceso es el conjunto de fases necesarias para lograr un resultado que pueda denominarse realmente así: “impresión de calidad”.
En minke es el modo en que afrontamos cada proyecto. Para nosotros su punto de partida es el diálogo. Conocer bien la idea, sus valores comunicativos y las sensaciones que se busca transmitir nos permiten hacer un planteamiento de producción con los papeles y técnicas que mejor se adaptan al trabajo.
Valoramos cómo potenciar el concepto y anticipamos la viabilidad de los materiales elegidos con los sistemas de impresión y/o acabados especiales seleccionados.
Trabajamos con una materia viva como el papel, que tiene su propia naturaleza y desde luego no se comporta de manera sistemática. Abarcamos técnicas de la industria gráfica junto con los procesos más artesanales. Por todo ello la máxima precaución y un exhaustivo control de calidad son parte fundamental de nuestros procedimientos.
Tenemos claro que si el proceso previo se ha hecho correctamente el acabado final será el deseado.
Queda patente que ambos caminos, bien como resultado bien como proceso, pueden conducir a una impresión de calidad. La diferencia estriba en cuál ofrece a priori más garantías de éxito y qué es lo que necesita el cliente.
Tal y como entendemos en minke el oficio de las artes gráficas y el potencial comunicativo de una pieza distintiva, bien producida, creemos que el diálogo y la creatividad en las soluciones son los canales más adecuados para garantizar una impresión de calidad realmente satisfactoria y útil.