Ya iba siendo hora de dedicarle una entrada en nuestra sección de proyectos a las tarjetas del poeta que nos dio nombre: Fernando Beltrán con su oficina El nombre de las cosas y su inestimable mano derecha Yolanda Martín.
A la segunda ha sido la vencida. En su reimpresión asumimos que no podía pasar mucho más tiempo sin que un trabajo tan significativo, en lo profesional como en lo sentimental, ocupara su sitio en nuestro escaparate al mundo (aunque suene pelín pomposo, gracias al señor Google, nuestras visitas también llegan allende los mares).
Un trabajo tan preciso y exigente como nombrar, junto con la sutileza y soplo vital que caracterizan las creaciones de El nombre de las cosas, requería una tarjetas de visita a la altura de su escrivivir. Es decir, su forma de vivir a través de la poesía. Poesía que subyace en su conversación, en sus presentaciones y por supuesto en sus nombres.
Trasladar esa impronta en imprenta nos llevó a papeles cálidos contracolados, técnicas artesanales (como el letterpress y el golpe en seco), una impresión esmerada en plata y un cuidadoso manipulado.