Abel se había documentado bien. Antes de comenzar con el planteamiento nos envió muchas imágenes de referencia, quería volumen y algo de brillo pero con papeles naturales… Primera dificultad, pues por su porosidad absorben el barniz y el volumen se queda en mera anécdota.
Nos envió más ejemplos que le gustaban con diferentes acabados pero había que ser precavidos con el presupuesto y realmente la simplicidad de su diseño tampoco invitaba a un gran alarde sino a pensar muy bien qué era lo más conveniente.
Tras muchos correos y valorar estéticamente las posibilidades optamos por el termorrelieve para dar volumen a su emblemático anagrama en un papel creativo en negro contracolado con un papel 100 % algodón, que sirviera de contraste táctil, con la impresión en offset de un negro intenso.
El trabajo no sólo tenía que quedar bien por ser su tarjeta personal sino porque su puesta de largo sería en un evento con otros diseñadores, muchos de ellos amigos, que iban a mirarla con lupa y no se cortarían en sus comentarios. Toda una prueba de fuego que Abel superó sin problemas.