El papel estucado suele ser el patito feo de la producción gráfica. Ese amigo noble y buena gente con el que siempre puedes contar pero que no tiene mucho atractivo.
Sin embargo ya sabemos que la rana bien puede sorprendernos y convertirse en príncipe o, siguiendo con la primera fábula, el patito feo en un hermoso cisne. Pero ¿cómo lograrlo sin una varita mágica ni un hechizo bien hecho de por medio?
La solución es más fácil de lo que parece. Consiste en tener en cuenta sus puntos fuertes y sacarle el máximo partido con combinaciones apropiadas. Aquí van algunas sugerencias:
.- Busca un estucado de calidad con un buen grado de blancura. Compara varios superpuestos y verás cómo lo que creías blanco por sí solo, ya no lo es tanto.
.- Su lisura lo hace ideal para imprimir grandes masas de color.
.- Si tu proyecto lleva imágenes es imprescindible una buena resolución. Atrévete con detalles donde haya transiciones de color. La prueba de fuego suelen ser los elementos metálicos, telas y maderas.
.- Su poro cerrado lo hace ideal para jugar con barnices en relieve y termografía.
.- Combinado con papeles naturales o incluso creativos ofrece contrastes de textura muy interesantes.
.- Su discreción lo convierte en adecuado para muchos tipos de piezas ya se distingan por su diseño o uso. Encaja bien en cualquier ambiente.
.-Por último y no por ello menos importante, una buena impresión es fundamental.
Aparte de estas consideraciones te recomendamos echarle un vistazo al muestrario de proyectos que tiene Scheufelen, fabricante de estucados, en su web. Te servirá de referencia para tus próximos proyectos. Podrás encontrar folletos, catálogos de arte, sobres… bastante impactantes.