Desde que tenemos consciencia de nuestra individualidad, el nombre que nos pusieron aglutina tanto una forma de identificarnos, como una serie de atributos que se le añaden, a los ojos del resto de personas, derivados de nuestra propia forma de ser.
De ahí que, por ejemplo, ante la búsqueda de nombre para los recién nacidos, por bonito que sea alguno, como remita a una persona a la que no recuerdas con agrado, olvídate, hay que buscar otro.
…Y cuando me preguntes
quién es el que te llama,
el que te quiere suya,
enterraré los nombres,
los rótulos, la historia.
Iré rompiendo todo
lo que encima me echaron
desde antes de nacer.
Y vuelto ya al anónimo
eterno del desnudo,
de la piedra, del mundo,
te diré:
«Yo te quiero, soy yo»
La voz a ti debida, Pedro Salinas.
Hemos empezado desde el ego, nuestro yo, pero si abrimos plano podremos ir viendo la importancia de nombrar nuestra realidad, clasificarla.
“El mundo era tan reciente, que muchas cosas carecían de nombre, y para mencionarlas había que señalarlas con el dedo.”. Cien años de soledad, Gabriel García Márquez.
Si hacemos memoria, la mayoría de los nombres que conocemos nos fueron dados y no se cuestionan. Pero qué sucede cuando somos nosotros los que, como pequeños dioses, tenemos que condensar en una palabra, a lo sumo unas pocas, un nuevo objeto, los valores y características de un negocio, un tipo de servicio…
Aquí entra en juego no sólo lo apropiado de la denominación, sino ese plus de originalidad y distinción que lo haga memorable frente al resto de semejantes. Igualito que con las personas.
Si preguntamos, quien más quien menos (sin tilde desde 2010 pero no por ello menos enfático) se sentirá capaz de ponerle nombre a algo. Así nos explicamos negocios como los que figuran en el siguiente ranking: Parque infantil Zorrilandia, Restaurante Tan Dao Vien, Clinique La Muette…
Ni es tan fácil como a simple vista parece y encima puede ocasionar infortunios. Por eso cada vez más es necesaria la figura de profesionales de la palabra. Expertos capaces de encontrar el nombre que subyace en el interior de cada cosa. Un perfil con un poso cultural importante que le permita disponer de una gran variedad de referencias y recursos.
La aparente sencillez del oficio y su incorporación como un elemento esencial, dentro de la estrategia de las marcas, ha sido reclamo para añadirlo como otro servicio en el panorama de las agencias. Por desgracia, en muchas ocasiones, sin tener en cuenta los requisitos que implica.
El nombrar de manera profesional o naming se abrió camino en España de la mano deFernando Beltrán. Su figura como poeta y nombrador da buena idea de la sensibilidad especial que se necesita para esta tarea.
Ya lo decía Juan Gelman: “La poesía sirve para nombrar lo indecible”.
Por eso, para conocer el arte de las palabras os recomendamos sentir y escuchar la pequeña entrevista que dio Fernando Beltrán a Wolters Kluwer. Un ejercicio lleno de integridad que da buena cuenta de algunas de las pautas para ser un profesional de la materia. Amena, Rastreator, La casa encendida, Opencor, Aliada… y también Minke (junto con Yolanda Martín), figuran entre sus creaciones.
Si os habéis quedado con ganas de más, referencia obligada es su libro El nombre de las cosas.
Una vez entendido el ecosistema del “dar nombre”, gracias a la maestría y experiencia deFernando Beltrán, vamos a conocer más dinámicas de cómo suele afrontarse este tipo de trabajo. Muy interesente es la lectura del artículo 5 claves para el proceso del naming. Explica el método Roberta de manera muy ilustrativa y demuestra que aunque la identidad de una empresa abarca mucho más que su nombre, este resulta esencial desde el primer momento.
Tras su lectura os recomendamos este post de Branzai (“plataforma de vida para branders”) donde diseccionan las pautas para crear un buen nombre de marca.
Perfecto. Llegados a este punto ya estamos convencidos de su importancia y lo que hay que hacer. Pero… está el cliente. Y a veces es complicado convencerlo de que un buen nombre es una inversión sólida y de futuro para su empresa. Por no hablar de los pasos que ha de seguir durante el proceso hasta que finalmente lo registra.
De la mano de Víctor Mirabet, socio de Nombra, os dejamos Los 10 mandamientos para el naming de marcas.
Ahora ya no tiene remedio. Cuando vayas a comprar al super o veas los anuncios de la tele empezarás a valorar los nombres de las marcas que se te aparezcan. Sé benévolo/a.