La escuela Artediez es un lugar indispensable. Dentro de la gran oferta formativa que existe, sobre todo privada, en las diferentes áreas del Diseño (gráfico, industrial, moda e interiores) esta escuela es un oasis donde la preocupación por brindar al alumnado unas bases sólidas y el esfuerzo por innovar y actualizar sus contenidos y actividades forman parte de su ADN.
Por todo ello recibir la invitación de dar una charla sobre producción gráfica, en el aula donde se imparte esta asignatura, a alumnos de diseño gráfico e ilustración, supuso para nosotros un reto y una gran alegría.
En pocos lugares los alumnos tienen la oportunidad de cursar una asignatura de producción gráfica que los prepare tanto en su desarrollo artístico como en su plano profesional para llevar a cabo proyectos con proveedores del sector (impresores, encuadernadores, distribuidores de papel…).
Nuestro propósito esa tarde fue hablarles de nuestra forma de entender la producción gráfica como elemento que tiene sentido dentro de una estrategia de comunicación en la que comparta protagonismo con piezas digitales (webs, newsletters, vídeos…).
Hacer que tuvieran en cuenta que el papel comunica más allá de la información impresa sobre él. La elección de soportes, técnicas de impresión y acabados también transmite valores (calidez, cercanía, innovación…) que hay que tener en cuenta a la hora de afrontar una pieza.
Pero sobre todo quisimos que fueran conscientes de que por más que la producción gráfica sea un mundo fascinante, lleno de posibilidades, de nada sirve si antes no hay una buena idea, un concepto potente que se adecue a las necesidades del proyecto. Una buena producción gráfica no camufla ni mucho menos arregla un mal diseño o un copia/pega para salir del paso.
Con esta visión, a través de nuestra experiencia y las historias que encierran las piezas que vimos en la segunda parte de la charla, quisimos darles unas claves, herramientas, para que puedan afrontar con éxito los proyectos que se les presenten en el futuro.
Al terminar, sorprendidos y algo abrumados por el entusiasmo y el aluvión de preguntas, tanto de alumnos como de los distintos profesores, nos repartimos para dar respuesta a su curiosidad e interés.
En definitiva la charla en Artediez fue una grata experiencia en la que recibimos tanta calidez y emoción que comparativamente nos parece pequeño nuestro aporte.