En más de una ocasión hemos comentado el especial vértigo que nos provoca desarrollar nuestro trabajo para familiares y amigos. El sinvivir comienza mucho antes de, siquiera, tener una idea y se prolonga hasta mucho tiempo después de su elaboración. Exactamente cuando se celebra el enlace y todo ha salido a las mil maravillas.
Esta vez el reto lleva el nombre de nuestros amigos Mónica y Kike.
Desde el principio buscaban unos papeles de tacto suave en los que se pudiera jugar con un azul empolvado. Dirimimos lo que entendían por ese tono y lo trasladamos a su versión en color Pantone y en los papeles creativos disponibles en el mercado.
A partir de ahí valoramos qué piezas iban a necesitar y qué tipo de impresión o acabado especial resultaba más conveniente.
Como resultado destaca una invitación de boda con un notable equilibrio de relieves, gracias a la impresión en letterpress y el golpe en seco ciego, junto con el contracolado que añade una nota de color y permite el juego de huellas sin que se aprecie por la otra cara. Este protagonismo enlaza con el resto de piezas a través del papel algodonoso y el azul empolvado impreso en offset.