Las bodegas Menade aún con fecha fundacional en 2005 pertenece a una saga familiar de viticultores que va por la sexta generación. En 2020 celebran doscientos años de tradición ligados a lo que conocemos hoy día como D.O. Rueda.
Su forma de entender el vínculo de sus vinos con la tierra que los propicia hace de Menade una bodega no ya verde sino natural.
Se han sustituido los tratamientos químicos por otras técnicas más amables, como infusiones de plantas (ortigas, canela…) o suero de leche, que son más respetuosas con el suelo, la vid y las levaduras. Los insectos y sus jardines de polinización son herramientas eficaces para la prevención de plagas y el ecosistema de las fincas se completa con arbustos y árboles móviles con el fin de mejorar la biodiversidad del viñedo.
El conjunto de estas prácticas hace de sus vinos unos caldos libres de alérgenos y de histaminas. Por lo que con todos estos mecanismos se hace evidente que en Menade van más allá de la etiqueta ecológico.
La filosofía de esta bodega y el trato que reciben sus tierras se refleja también en su branding y los materiales que lo conforman.
En lo que respecta al trabajo de producción gráfica de sus tarjetas de visita destacan los papeles creativos y naturales. Su apuesta por el uso de la estampación con película oro brillo, se convierte en el elemento vehicular que las une al embalaje y las etiquetas de los vinos. Pues utilizan este acabado especial como símbolo de calidad y excelencia. Por último, pero no por ello menos complicado, destaca el troquelado de su zig-zag corporativo y la impresión offset con Pantones sobre papel 100 % algodón.