Contra viento y marea, o dicho de otro modo, a pesar de los tiempos imposibles de sus clientes y las dificultades del día a día, la siempre jovial y sonriente Bárbara estaba preparando su enlace y por ende, las invitaciones de boda, con el detalle y cuidado que caracterizan su trabajo.
Así que felices de verla tan feliz y entusiasmada, nos pusimos manos a la obra con el proyecto.
La invitación, de diseño sencillo, sólo requería una impresión en offset óptima sobre un papel muy del gusto de Virgen Extra: Curious Skin Piedra.
Un planteamiento que no requería más alardes, el texto de la invitación de boda hablaba por sí mismo de un enlace tan especial:
Impostergable. Puntual. Predestinado. Exacto. Inamovible. Por la montaña.
En el mar. Pasado por agua. Con cielo despejado y pronóstico de futuro perfecto.
Con mil amigos. Con tapas y cerveza. En la cama. En un hotel llamado Mundo.
En bici. En moto. Imparables. En vacaciones, días laborables y fines de semana.
Bajo techo. Incombustibles. Con casco rosa. Con chaqueta de cuero. En clave de sol
y al ritmo de todas las canciones del mundo. Incandescentes. Ojos Coca-Cola.
Abrazo imperturbable. Sin beso hasta la tercera cita. Con uniforme.
Un libro en la mano. Tacones en la otra. Con Sansa de por medio.
Inseparables. Pura Vida. Y anécdotas por todos lados.
Amor.
Alberto y Bárbara.
Y viceversa.
Para siempre.
Y contigo de invitado.