La dificultad estaba en jugar casi exclusivamente con el oro. Temíamos un exceso de brillo y que quedara sobrecargado. Conseguimos mantener un equilibrio coherente gracias a una adecuada selección de papeles y el pantone metálico.
Mediante el golpe en seco ciego de los nombres logramos aportar un toque de distinción y aligerar el conjunto. En los sobres esto se obtuvo gracias al contrapeso que hacía el papel del forro en tonos bronce.